Era nieto de gallegos de Pontevedra que habían emigrado a Argentina- Su administración pasará a la Historia por ordenar el 'Nüremberg argentino'
La salud del ex mandatario, de 82 años, se agravó en los últimos días al contraer una neumonía. Desde 2007 padecía un cáncer de pulmón con metástasis ósea, del cual había sido intervenido quirúrgicamente en los EEUU, y que lo obligaba a guardar reposo en su piso del centro porteño.
Nieto de gallegos de Pontevedra emigrantes en Argentina y de ideas socialdemócratas, Alfonsín fue elegido en las urnas, el 30 de octubre de 1983, para iniciar la andadura democrática que pondría fin a la dictadura militar del terrorismo de Estado, instaurado a sangre y fuego desde 1976.
Su administración probablemente pasará a la Historia porque el primer acto de su Gobierno fue ordenar el 'Nüremberg argentino', apelativo con el que se alude al histórico Juicio a las Juntas Militares, celebrado en 1985, en el palacio de los tribunales bonaerenses.
Ese proceso fue el primero en el mundo realizado por un tribunal civil a militares acusados de asesinatos masivos desde los Juicios de Nüremberg (celbrados entre 1945 y 1949 en Alemania). Y llevó al banquillo al dictador Jorge Rafael Videla y a otros ocho jerifaltes del régimen de la 'guerra sucia' (1976/83).
El 'Nüremberg argentino' duró casi ocho meses. Unos 800 testigos narraron ante los jueces de la Cámara Federal el horror de las torturas, las violaciones, los secuestros, y las desapariciones que habían sufrido ellos mismos o sus familiares y amigos. La dictadura dejó un saldo de 10.000 a 30.000 desaparecidos, según recuentos públicos y privados.
El 9 de diciembre de 1985, la Cámara Federal dictó sentencia. Condenó a cadena perpetua a Videla y Emilio Massera; Roberto Viola, 17 años de prisión efectiva; Armando Lambruschini, 8 años, y Orlando Agosti, 4 años y 6 meses. El resto de los acusados fueron absueltos. Cinco años más tarde, el peronista Carlos Menen -sucesor de Alfonsín- indultó y liberó a todos.
Sufrió la reacción de la derecha
Víctima él mismo en persona del militarismo -como preso político en anteriores dictaduras castrenses-, Alfonsín sufrió en el poder la reacción de la derecha. En una visita a la base militar III Cuerpo de Ejército, explotó una bomba cerca suyo y, además, su gobierno afrontó tres sublevaciones de los militares ultras 'carapintadas' y un ataque de la guerrilla de izquierdas al cuartel de La Tablada.
Los peronistas -en una suerte de 'operación de pinzas' junto a las fuerzas armadas- jaquearon su presidencia porque intentó democratizar los sindicatos, copados por los seguidores de Juan Domingo Perón. La central sindical peronista CGT decretó 13 huelgas generales e infinidad de marchas y manifestaciones.
También lo enfrentó la Iglesia católica -fuerte aliada de la dictadura de Videla- en castigo por haber encarcelado a los devotos militares y porque se atrevió a promulgar la ley de Divorcio, en 1986.
La administración de Alfonsín heredó la pesada deuda externa contraída por la dictadura militar -en contratos viciados de corrupción- y atravesó distintos vaivenes económicos hasta que la hiperinflación y las protestas populares forzaron al adelanto de las elecciones, el 15 de mayo de 1989.
Cinco años más tarde, en 1994, Alfonsín reapareció en público para la firma con Menem del polémico "Pacto de Olivos", el cual le permitió al entonces Presidente presentarse a la reelección en los comicios de 1995, que lo catapultaron a una segunda presidencia hasta 1999.
El 1 de diciembre de 2003, visitó el pueblo de su familia, Ribadumia, en Pontevedra. Las autoridades locales descubrieron una placa en su homenaje, frente a la casa en la que nació su abuelo. Alfonsín agradeció el gesto de los funcionarios gallegos y la acogida de los vecinos y se declaró "muy emocionado".
Gentileza. Diario El Mundo
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